NEOEDAD MEDIA
El paso enfermo por tantas heridas
abiertas,
sombras oscuras nos visten el
camino,
quebrado por tanto llanto el
espíritu sombrío.
La lluvia radiactiva moja el traje
aislante
rebota en las piedras y empapa las
tierras creando monstruos.
Mil años después, las radiactivas
plantas
alimentan a corzos y a venados de
huesos quebradizos.
Plantas y animales devorados por
las quemaduras internas
afloran en la piel en heridas no
cicatrizables.
Poco a poco se va su ímpetu.
Una vida radioactiva se autoconsume
en la vida medieval.
La nave espacial que estalló cuando
entraba en la tierra,
vertió su lluvia letal durante mil
años.
Es la Neoedad Media pasto de la
peste y la ruina terrenal.
La locura, la enfermedad cubrieron
un continente viejo.
Sucumbió el Imperio.
Restos cubrieron la tierra y el
agua.
Los castillos no los defendieron
y los tapices, hoy ajados,
nos recuerdan la miseria,
en su urdimbre se escribió una
historia desconocida;
aves enemistadas con otras aves,
flora ahogando a otras plantas,
musgo vistiendo la roca de la
montaña,
musgo tapando las rocas de las
altas cimas,
devorando.
Sin rastros de Neozigurats hasta el
cielo,
forzando la línea del horizonte
en las ciudades abandonadas.